16/2/12



condenada a descansar, no estoy yendo a la milonga...


El Chino sigue con las miles de chicas que lo esperan cada noche en las milongas porteñas... representando su personaje ya que el tango es Teatro noche a noche.  Para eso es un Divo y el último milonguero!!!!

Los lunes son de Gricel, los martes de Imagen, los miércoles de Salón Canning, los jueves son de Porteño y Bailarín, los viernes de Sin Rumbo, los sábados del Sunderland y los domingos  del Trovador.

Y así, cada noche en una milonga, no es difícil vivir en Buenos Aires...



15/2/12

El hombrecito bizarro del Sunderland



Aquel sábado de enero del 2010 yo era capaz de cualquier cosa por ir al Sunderland. La milonga de los sábados en el Sunderland  es un clásico... Está en el corazón de Villa Urquiza... y es mucho mas que una típica milonga donde la gente va a bailar... Es una de las pocas milongas de Buenos Aires por donde no se puede dejar de pasar  si uno quiere ser una milonguera.  Es un lugar de códigos cerrados e innegociables al menos por mucho tiempo.  El primer reconocimiento de un lugar con semejante estirpe  no será una medalla, ni ganar un concurso de los tantos que compiten en ese salón,  que es una enorme cancha de basquet, con mal sonido, luz fluorescente, olor a comida y repleta de clientes; argentinos, alemanes, japoneses, franceses, holandeses, etc, el reconocimiento es la mesa propia y mejor aún, la mesa propia y de pista, reservada con su nombre escrito a mano en grandes letras, privilegio ganado solo con la categoría que le otorgan sus muchos años de habitué y otros tantos de pista... Tener tu propia mesa en una milonga es, quizás el primer paso de un milonguero o milonguera que se precie...

Ese sábado yo me atreví a ir, de una, al Sunderland.  Por suerte mi amiga aceptó acompañarme... La razón por la que sentí el deseo irrefrenable de ir al Sunderland fue porque de ahí es habitué infaltable de los sábados, desde hace mas de treinta años, cuando él mismo lo fundó,  el Chino Perico... y, si bien él tiene bien ganada la fama del mejor y último milonguero,  al Sunderland,  además de él,  van los mejores de verdad. 
El viernes anterior, casi me muero, cuando  el Chino, que anda por los ochenta... y con el que yo  soñaba que se dignara mirarme para sacarme a bailar, aquel viernes, en el Trovador, me había  mirado de lejos... se había tirado hacia atrás en su silla... y me había invitado a bailar...
Creo que yo había abierto mis ojos y me había levantado y había caminado hacia él con la boca tan abierta y con un temblor tan incontrolable en todo el cuerpo... que él no tuvo otra que sonreirme... 
En la primera tanda apena pude moverme por los nervios, entonces me pidió la próxima... y esta vez si lo abracé y en algún momento de baile creo que soñé que se había producido el efecto de bloque entre  los dos....  Esa noche me enamoré del Chino Perico... y él sonrió...

Cuando me vio en el Sunderland, se hizo el que no me había visto... Yo me quedé tranquila, sabía que vendría a saludarme... Por suerte Ana y yo habíamos conseguido una buena ubicación... pero a pesar de eso nadie nos sacaba a bailar...

Hasta que aquel hombrecito bizarro se acercó a la mesa, me extendió su mano como lo hacen solo los que saben lo que hacen y yo le di la mía... su baja estatura y su cuerpo un poco torcido, su cara blanca maquillada y sin edad ya... , sus ojos delineados y sus uñas barnizadas, en su traje impecable negro a rayas, me levantó y me llevó a la famosa pista de la mano...
Muy despacio nos abrazamos manteniendo una distancia... mi cuerpo buscó su eje y estiré la cintura hasta quedar irremediablemente a su misma altura, cosa que al hombre con las venas llenas de tango, le importó bien poco...acostumbrado al erotismo mas que a la sensualidad... marcó mi espalda suavemente con sus dedos y mis pies y mi espalda se colocaron a su antojo... cuando controló mi primer giro, me abracé a él y disfruté... su tango lento y el lenguaje de sus pausas...

Pero mi cabeza estaba en el Chino Perico, lo buscaba, lo seguía con mi mirada... El solo saludaba a miles de personas que se le acercaban a besarlo y a abrazarlo. Yo no me acerqué a él.  Pude ver como recorrió el gran salón para terminar dando toda la vuelta y por fin pasar a mi lado... Ahí pude sonreirle,  decirle que había ido por él y nos dimos un abrazo... Me tomó las manos y me dijo que mas tarde bailaríamos... El Chino es un hombre muy alto y fino, con los ojos achinados, bien criollos,  ayudados por la bohemia y el whysky.

Pasó bastante tiempo, a partir de ese momento, por tantos concursos que hubo esa noche. Yo estaba ansiosa...
Hasta que por fin el inconfundible acento del compás de Pugliese nos irguió la espalda a todos y cada uno de los casi trescientos que estábamos allí. Yo dudé de mi misma porque cuando toca Pugliese,  los buenos solo bailan con las mejores.  Pugliese es la sinfónica del tango, lo máximo. Miré al Chino y él no me miraba, y yo se que Pugliese es demasiado pedir para que aquel mito se dignara bailar con una novata como yo.
Quité la mirada para volver a intentarlo unos segundos después y cuando lo hice , mis ojos fueron capturados inevitablemente por el hombrecito bizarro que me hacia señas. Y una mujer, o al menos una novata,  no puede rechazar a un milonguero en un momento como ese.  Y quise morirme mientras me levantaba para bailar con el hombrecito y veía la mirada del Chino para sacarme a bailar justo cuando yo me iba con otro... 
Esa noche el Chino Perico no volvió a mirarme, al menos mientras yo lo viera...
Y me fui del Sunderland sin haber podido ser feliz..., y aún así lo comprendo...

24/6/11

El Chino Perico me enseñó a bailar aquel sentimiento triste... con sus pasos largos y sus pausas eternas...



Es agosto del 2010,  ya ha pasado un tiempo desde que escribí histriónicamente como había conocido al Chino... El Chino ya no es solo el legendario milonguero que me  enseñó que el tango " es un sentimiento triste que se baila "  He tenido el privilegio de conocerlo de cerca.

Es un auténtico Divo.  Conocido en las milongas porteñas. Hace mas de sesenta años que recorre las pistas porteñas. Aprendió a bailar entre varones, en una esquina del barrio de Florida, abajo de un farol. Dice que al principio les daba vergüenza practicar entre ellos porque la gente podía pensar que eran maricones, pero la pasión fue mas fuerte y allí se juntaban.  Él tenía catorce o quince años. Dice que uno que sabía bailar, una noche, le ató un palo en la espalda y le dijo: "bailá derecho"y no se lo quitó hasta que él logro su postura.  También practicaba con su hermana "La Perica", eran los menores de once hermanos y ellos dos aprendieron, mirando de abajo de la mesa a los mayores bailar entre ellos.  La Perica llegó a ser una famosa milonguera, compañera de los primeros tiempos de Copes,  hasta que se casó y dejó el baile como una chica decente que era. Ella también vive aún.

Su familia se vino de San Luis cuando él era chico. Eran pobres y pasaron penurias para encontrar un lugar en Buenos Aires.  Dice que los de aquí se burlaban de ellos. Creo que aquellas humillaciones le templaron el carácter sereno, incapaz de decir una palabra mas alta que la otra aunque te esté mandando al mismo infierno.
Es soberbio y despectivo con los demás bailarines.  Respeta a muy pocos, ninguno de ellos vive aún.
Le gusta ser el mejor y que los turistas se paren arriba de las sillas para verlo bailar.
No le ha gustado lucrar con el tango, dice que los que lucran matan el tango.  Pero eso no quita que tenga alumnos como el famoso Jorge Duval y otros tantos extranjeros a los que les cobra doscientos dólares la hora para gastárselos en vicios y placeres.
Juega al billar desde que baila tango, desde niño. El billar, el póker  y el café con los muchachos forman parte de esa rutina que nunca quiso cambiar para irse a bailar al extranjero.  Dice, (en broma),  que en otros países la gente no sabe comer,  que él no viaja porque no sabe lo que le van a dar de comer... Come carne y pasta.  Poca verdura y pescado cada tanto aunque le encanta. Es irónico y sarcástico al punto de herir a cualquier desubicado.   Es humilde con los humildes.  

No es difícil quedarse fascinada con él a pesar de sus años...   Pero él no pierde su libertad ni su ironía.  Me dice:  estoy  metido en tu sangre . Sos mía para siempre... Cada vez que baila conmigo, en algún momento de la noche, casi siempre en el momento en que hemos terminado de bailar una tanda y vamos hacia la mesa, me agarra del brazo y me dice: " no te olvides que sos mía...". Su seducción es algo psiquico y de piel. Su forma de ser es teatral y es eterna.  De todas formas él dice que es así en la milonga, cuando es El Chino Perico,  que el verdadero Ricardo Ponce  es el que va en al café a charlar con los muchachos... y el vidriero jubilado que trabajó en el Ministerio de Economía durante cuarenta años.

Usó todo tipo de argumentos y mentiras para conquistarme... Me engañó y me engatusó de manera obvia y por un momento, logró que le creyera cada palabra.  No se si habrá dicho una sola palabra de verdad en los primeros encuentros en que me llevaba a tomar café a las cuatro de la madrugada para convencerme de que me necesitaba, que estaba solo y que si yo le decía que no era porque él era demasiado viejo para mí...
Me hizo sentir compasión por él mientras me decía "te amo"...
Me prometió llevarme a todas las milongas y hacerme conocer los escondites del tango...
 Me llevaría a cada milonga, a cada tugurio de Buenos Aires...
Me prometió enseñarme a bailar y llevarme a bailar por el mundo entero...

Hizo poco y nada de todo lo que prometió. Pero me enseñó a bailar con él.
Vino a mi casa a darme algunas clases y luego me llevó a bailar algunos meses con cierta continuidad...

El Chino Perico es un bailarín elegante que sabe llevar el compás. Dice que no es lo mismo bailar un tango que cuente un crimen que otro que hable de una historia de amor. Que para bailar hay que conocer la letra, escuchar lo que dice y trasmitirlo con el cuerpo... dice que un buen bailarín debe tener sus propios pasos, su forma de bailar... que los de Academia bailan todos iguales, que con ver a uno es como verlos a todos, que solo es coreografía pero que no escuchan.
El Chino dice que el bailarín debe ser uno mas de la orquesta.


Una mujer no puede esperar que él le marque para bailar,el Chino no te lleva con las manos ni con los brazos,  te lleva con el cuerpo.  Tenés que saber verlo venir.  Tenés que ser  liviana y no apoyarte en él, y mucho menos colgartele.  Odia que lo abracen.  La posición de la mujer  debe ser sutil e infinitamente sensual.

Para él,  lo mas importante,  no es que la mujer sea una bailarina clásica o una mujer hermosa.  A veces, un poco en broma, un poco en serio, ha dicho que las que mejor bailan son las putas...
Para el Chino, la mujer no tiene que llamar la atención.  La mujer tiene una posición destacada,  ya que él no puede bailar sin ella,  pero ella no es independiente,  ella depende de él,  ella debe ser discreta.   

Solo me dice: "despacio",  " no te apures"...  Y entonces siento que aquella música ansestral para mi, que me recuerda a mi madre, me penetra y floto en sus brazos, como en una nube, con la única consciencia en la posición de mis pies...
Pocas veces en la vida  he sido mas feliz que bailando un tango de Miguel caló con el Chino Perico.
Un día mientras bailábamos nos subimos encima de una alfombra, y yo me frené, pensé que nos correriamos, pero él siguió bailando. Me dijo: bailá, levantá los tacos y bailá, no importa el piso!!!!

Enseguida acepté y comprendí que para bailar con él tenía que convertirme en su sombra  ( como dice el tango ).  Él es quien baila,  yo solo soy su sombra.  La voluptuosa sombra de su deseo...